Boquitas pintadas Manuel
Puig
La novela cuenta la historia del donjuán Juan Carlos
Etchepare, vinculado, fundamentalmente, con tres mujeres: Nené, una humilde
muchacha que está verdaderamente enamorada de él; Mabel, una chica bien que es
tan infiel como lo es Juan Carlos; y la viuda Di Carlo, mal vista por los
rumores de que no respeta su viudez. Al mismo tiempo, se entrelazan las
historias de la hermana de Juan Carlos, Celia (una soltera empedernida) y
Pancho y la Rabadilla, entre otros. Cuando Juan Carlos debe internarse en
Córdoba porque ha contraído tuberculosis, comienza una formidable exposición de
las relaciones humanas y el valor de los lazos afectivos contra la impunidad de
los vínculos establecidos por el deseo. Toda la novela está contada a través de
diálogos directos, cartas, diarios íntimos, expedientes y publicaciones,
habiendo un mínimo de narración convencional.
La historia causó una impronta muy negativa en General
Villegas. La publicación fue recibida por algunas personas como una intromisión
en la vida privada de algunos ciudadanos, dado que las situaciones y relaciones
narradas pudieron ser fácilmente identificadas por los villeguenses.
Precisamente, el autor las había tomado, al igual que con su libro anterior, de
conversaciones oídas a escondidas. Juan Carlos, en Boquitas pintadas, era una
combinación de Danilo Caravera, un muchacho atractivo que padecía tuberculosis,
y su hermano Hernán, un muchacho holgazán y licencioso. Nené se correspondería
nada menos que con la madre del autor, Male (nótese, entre otras coincidencias,
la de que Nené, en la ficción, tiene dos hijos varones) en combinación con una
vecina de apellido Fumagallo. La
diferencia estaba en que, según atestiguaron años más tarde en diversas
entrevistas personas que habían vivido por entonces, Male se había casado con
el hombre más deseado del pueblo, que era Baldomero, no Danilo. Con la posterior adaptación cinematográfica
(prohibida en Villegas, presuntamente por presión de Acción Católica ) la
situación empeoró. Llegó a ser tanta la conmoción causada que, aunque la
familia Caravera ya no residía en General Villegas, el padre de Danilo ordenó
retirar su cadáver del cementerio para que la prensa no lo fotografiara.
Cuando la gente que quiere ser mejor se le proponen
modelos torpes y valores ilegítimos, el ridículo, la parodia, instalan su reino.
Cuando el ideal es ser fino y el molde es la cursilería, se acaba doblando el
dedo meñique para tomar la taza. Pero esto no me causa gracia. No escribí
Boquitas... como una parodia, sino como la historia de gentes de la pequeña
burguesía que, como primera generación de argentinos, debía inventarse un
estilo.
Manuel Puig, Manuel Puig: Renace el folletín
La adaptación cinematográfica, estrenada en 1974, fue
impulsada y llevada a cabo por el prestigioso director Leopoldo Torre Nilsson.
Alfredo Alcón ocupó el rol de Juan Carlos Etchepare, mientras que Marta
González interpretó a Nené.
Las traducciones portuguesa e italiana de la novela
aparecieron en las listas de los libros más vendidos. Eso, sumado a la crítica
francesa, afianzó el nombre de Puig. La traición de Rita Hayworth se publicó en
Estados Unidos y llegó a figurar en la lista de los más vendidos del New York
Times.

Manuel Puig nació en General Villegas el 28 de diciembre de 1932.
Su padre, Baldomero Puig, atendía un fraccionamiento de vinos en la parte
delantera de su casa. Su madre, María Elena Delledonne (Male) estaba diplomada
en Química y trabajaba en el hospital regional; fue ella quien le transmitió a
Manuel su afición por el cine.
Su pueblo natal, transliterado como "Coronel
Vallejos", sería escenario, posteriormente, de sus primeras novelas. Tras
el nacimiento de Manuel y sin la posibilidad de dejar a nadie a su cargo, su
madre comenzó a llevarlo con ella al cine. Asistió por primera vez a una
función a los tres años de edad, pero la oscuridad de la sala lo aterraba y era
imposible lograr que permaneciera allí sin llorar. Su padre solucionó el problema consiguiendo
que viera su primera película, a los cuatro años, desde la cabina de
proyección. Se trataba de La novia de Frankenstein, dirigida por Boris Karloff,
con Elsa Lanchester como protagonista. A
partir de entonces, su pasatiempo predilecto era ir al Cine Teatro Español,
único en el pueblo, al que asistía regularmente, acompañado de su madre (quien
le leía en caso de que el film fuera subtitulado ) o su niñera Kika.
Iba lunes, miércoles, jueves, sábados y domingos. La
mayoría de las ocasiones veía un film norteamericano, ocasionalmente un film
italiano o francés, y los domingos, cine nacional. Sin embargo, a Puig no le
gustaba, ya desde pequeño, el cine argentino. A raíz de ello su actriz
argentina preferida era Mecha Ortiz, a la cual él veía como una artista de
corte europeo en sus actitud y su modo de hablar. Entre las hollywoodenses,
sentía admiración por Eleanor Powell y Ginger Rogers, en el género de comedia
musical, y Luise Rainer, Greta Garbo y Marlene Dietrich en el género dramático.
Sin embargo, su actriz preferida (a quien llamaba la Reina) era Norma Shearer.
Su padre no se sentía conforme con los pasatiempos de
su hijo. Consideraba que debía divertirse con los demás niños del barrio y
hacer otro tipo de actividades recreativas, tales como andar en bicicleta.
Según Manuel Puig, su madre se ajustaba a su mundo, el de la ficción
cinematográfica, mientras que su padre quería que se adaptara al suyo, el de la
vida cotidiana en General Villegas.
Entre 1940 y 1945 coleccionó recortes de anuncios y
críticas de películas que solía revisar eventualmente. En 1942 comenzó a
estudiar inglés, "la lengua del cine". El tiempo que no ocupaba en la
escuela (que estaba a una cuadra de su hogar) y el cine, lo compartía con su
primo Jorge. A partir de los 10 años estudió piano. Lo hacía en casa de su
vecina, quien era su maestra.
En 1943 tuvieron lugar dos acontecimientos muy
negativos. Su madre dio a luz a quien sería su hermano menor, pero el bebé
nació sin vida y, paralelamente, un muchacho de quince años intentó violarlo. A
partir de esos episodios, su madre procuró alejarlo del cine para hacerle ver
la realidad.
En 1944 nació su hermano menor, Carlos, quien se
convertiría en pintor.
Manuel Puig atravesó su niñez en un contexto global
signado por la guerra. Las noticias llegaban a través del periódico que su
madre le leía a su padre en voz alta cada noche. La situación mundial
contrastaba altamente con la calma de General Villegas. Durante su adolescencia
comenzó a percibir un paralelo semejante en la relación entre las personas:
estaban quienes eran violentas y mandaban, y quienes eran considerados débiles
y eran despreciados por los primeros. El paralelo activo/pasivo
(tradicionalmente correspondido con los roles masculino/femenino) sería una
cuestión problemática durante toda su vida. Ya maduro, acaba opinando que la
sexualidad es demasiado banal como para definir incluso parte de la identidad
de una persona.
Juventud
Debido a que en General Villegas no había colegio
secundario, en 1946 sus padres lo trasladaron a la ciudad de Buenos Aires donde
cursó sus estudios de bachiller en el Colegio Ward de Villa Sarmiento, partido
de Morón.
A partir de entonces, comenzó leer sistemáticamente.
Se dedicó, primeramente, a una colección que agrupaba a los autores ganadores
del Premio Nobel. Un compañero judío llamado Horacio, en cuya casa vivió como
pensionista el primer tiempo de estadía en Buenos Aires,lo introdujo en la
lectura de la escuela psicoanalítica. También leía a Hesse, Huxley, Sartre,
Mann. La primera novela no adaptada que leyó fue La sinfonía pastoral de André
Gide.
Horacio lo introdujo, además, en el cine europeo.
Incitado por él, vio Crimen en París. A partir de entonces decidió que
estudiaría Dirección cinematográfica. Para ello aprendió con dedicación
italiano, francés y alemán, "las nuevas lenguas del cine".
Le sugirieron que estudiara Ingeniería para
especializarse en Sonido cinematográfico. Sin embargo él no lo consideró
adecuado. En 1950 se inscribió en la Facultad de Arquitectura, pero solo cursó
durante seis meses.
En 1951 cambió por Filosofía y Letras. Estudió con
afán, a pesar de que tuvo dificultades en asignaturas como Latín. Al culminar
la carrera, ya estaba trabajando en el mundo del cine. Sin embargo, el mundo de
Hollywood lo había decepcionado. No encontraba un relevo generacional apto para
las estrellas que lo habían cautivado durante su infancia, a excepción de Marilyn
Monroe y Gloria Swanson.
Una nota en la revista Radiolandia acerca del futuro
estreno Deshonra, lo impulsó a conocer al director Daniel Tinayre, respecto a
quien sentía respeto por su comedia La vendedora de fantasías. Dado que el
director le negó el acceso a la filmación, habló sin permiso con la protagonista,
la actriz Fanny Navarro. No sentía simpatía hacia ella ya que era expresamente
peronista y él se oponía a ese movimiento político desde que su líder, Juan
Domingo Perón, había prohibido la importación de películas norteamericanas a la
Argentina. Navarro lo mandó con Herminia
Franco, quien consiguió que entrara. Al poco tiempo, empezó a trabajar en los
laboratorios Alex.
En 1953 debió cumplir con el servicio militar en el
área de Aeronáutica. Lo tomaron como traductor.
Excursión en el cine
En 1956, con 23 años cumplidos y luego de cursar en el
instituto Dante Alighieri, ganó una beca para viajar a Roma, Italia y estudiar
cinematografía en el Centro Sperimentale di Cinematografia. Allí
"Hollywood era una mala palabra, la imaginación el enemigo número uno del
cine, las obras de autor una blasfemia". Era la época del neorrealismo. Tras
ver en una clase Metrópolis,de Fritz Lang, el expresionismo alemán lo
deslumbró. Durante las vacaciones visitó París, en el auge de la Cahiers du
Cinéma, la revalorización del cine imaginativo y de la obra de autor.
En 1957, David O. Selznick producía un remake de Adiós
a las armas, dirigida por Charles Vidor. La esposa del productor, Jennifer
Jones, desempeñaba el papel de la enfermera. Manuel fue designado para cumplir
en esa filmación sus prácticas de efectos especiales. Según Puig, Jones se
destacaba en roles "histéricos". Cada vez que Vidor quería dirigir al
personaje hacia la dulzura, Jones se negaba al punto de haber abandonado el
plató en reiteradas ocasiones. Al ver ese episodio de prepotencia, Puig
consideró que jamás podría ser director pues no tenía el carácter necesario
para dirigir a los actores con el propósito de obtener el resultado deseado.
Al año siguiente se trasladó a Londres y luego a
Estocolmo, donde enseñó español e italiano. También trabajaba en un restaurante
donde todos los empleados, además del dueño, eran actores desempleados. Fue en
estas ciudades donde escribió sus primeros libretos para cine. Entre sus
primeros borradores se encontraba uno en inglés, titulado Ball cancelled,
imaginado para Ingrid Bergman y Anthony Perkins.
Tras su regreso a Roma, su amigo argentino Mario Fenelli
le sugirió escribir en su idioma natal. Tuvo en cuenta su consejo, y en 1960,
en Buenos Aires, elaboró La tajada. Se trata de la historia de una actriz que,
durante el gobierno peronista, se casa con un diputado para utilizarlo en una
venganza. Al mismo tiempo, trabajó en dos coproducciones como asistente de
diálogos: Casi al fin del mundo y Una americana en Buenos Aires. Entre 1961 y
1962 trabajó como asistente de dirección de cine en Buenos Aires y Roma. En la
capital italiana, su amigo Fenelli reiteró su consejo e insistió en que
escribiera sobre algún tema conocido, algo autobiográfico. Manuel eligió a su
primo Jorge y a los amoríos que lo habían rodeado. Al segundo día de escritura
supo que no estaba frente a un guion, estaba frente a una novela.
Actividad literaria
Más tarde se mudó a Nueva York, donde siguió
trabajando en el texto que acabó siendo su primera novela, La traición de Rita
Hayworth. El guión que la había despuntado comenzaba con un monólogo del
protagonista que, al extenderse veinticuatro páginas, le hizo ver a Puig que no
era algo que debiera destinarse al cine.
Por entonces trabajaba de steward para Air France, en
el aeropuesto Kennedy, de siete y media de la mañana a dos y media de la tarde.
Luego de tomar su siesta diaria, escribía. Regularmente, a las once de la noche
iba a dormir, para comenzar de nuevo a las cinco de la mañana del día
siguiente. Durante la escritura, cambió su sobrenombre Coco por
"Toto" así como el nombre de su primo Jorge por "Héctor".
Estos cambios simples y referenciales serían comunes en sus siguientes libros.
Concluyó la novela en 1965. Uno de sus amigos, el cineasta Néstor Almendro pasó
el manuscrito a Juan Goytisolo, de la editorial francesa Gallimard.
La traición de Rita Hayworth, ambientada en
"Coronel Vallejos", adelanta las características fundamentales de la
obra de Puig: experimentación narrativa (a partir de la utilización de técnicas
como montaje, desplazamiento, asociación de ideas) y empleo de formatos y
estereotipos provenientes de géneros considerados "menores", tales
como el folletín, el radioteatro sentimental o la telenovela.
En 1969 la editorial Gallimard la publicó en Francia.
Posteriormente, el diario Le Monde la consideró una de las mejores novelas del
año. Goytisolo le pasó el manuscrito a su amigo Carlos Barral. Ese año participó en el Concurso Biblioteca
Breve Seix Barral, siendo finalista. Sin embargo, ese mérito no alcanzó para
que fuera publicada. La ganadora fue Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé. Finalmente, Jorge Álvarez la publicó en Buenos
Aires.
Tiempo después, Manuel tuvo un breve encuentro con
Rita Hayworth en México. Si bien ella no había leído la novela, estaba al tanto
de su éxito en los Estados Unidos a través de las críticas. Hayworth le aseguró
que dado su prestigio, la novela sería llevada al cine. Sin embargo, esto no ha
sucedido hasta el presente.
Comenzó su segunda novela, que sería Humedad relativa
95%, de la que alcanzó a escribir cuatro capítulos, pero que abandonó por
considerar que las referencias autobiográficas se habían agotado con la primera
novela. Un error llevó a los primeros lectores de sus manuscritos a pensar que
este proyecto era posterior.
Regresó a Buenos Aires en el 1967, año en el que
escribió Boquitas pintadas, novela que fue publicada en 1969. Se presenta como
un "folletín en dieciséis entregas" y convirtió a Puig en un escritor
de renombre en la Argentina.
En 1973 Sudamericana publicó The Buenos Aires Affair,
novela prohibida por el gobierno. Además de la prohibición oficial, Puig
recibió una amenaza telefónica del grupo parapolicial conocido como Triple A.
Por esta razón decidió trasladarse a México, en donde terminó El beso de la
mujer araña en 1976. Cuenta la historia de dos prisioneros que comparten una
celda en la Argentina de la dictadura. Uno de ellos es un militante de una
organización revolucionaria y el otro un homosexual afeminado acusado de
corrupción de menores. Ambos traban una relación compleja cuyo trasfondo
poético alimentado por el cine y la fantasía, los hace explorar los límites de
roles y convencionalismos sociales.
La novela le otorgó a su autor reconocimiento
internacional. Sin embargo, Gallimard, que hasta entonces había publicado todas
sus novelas, la rechazó. La responsable de esta decisión fue Aurora Bernárdez,
con el justificativo de que la imagen del revolucionario ablandado por el
homosexual afeminado iba en contra de los ideales leninistas con los cuales la
editorial se correspondía. Siguiendo su ejemplo, otras editoriales europeas
también lo vetaron.
Entre 1978 y 1980 vivió en Nueva York, donde dictó
cursos de escritura creativa en la Universidad de Columbia. En 1979 publicó
Pubis angelical, que fue un best seller en España y fue llevada al cine por
Raúl de la Torre. La película está protagonizada por Graciela Borges, quien
entonces era esposa del director. Charly García es el responsable de la banda
sonora.
En 1980 Manuel Puig se radicó en Río de Janeiro,
Brasil, y en 1985 hizo una adaptación para cine de El beso de la mujer araña,
que fue filmada por el argentino Héctor Babenco. Al principio Manuel Puig se
mostró en desacuerdo en cuanto a la elección de los personajes. Consideraba que
Raúl Juliá era demasiado grande para interpretar a Valentín y que William Hurt
tenía un físico que no se correspondía con el del cuarentón Molina. Cuando vio
la película solo, por primera vez, en la cabina de montaje, quedó decepcionado.
Pero una vez que la vio en el estreno, junto al público, sintió que podía
funcionar. Esta novela también se
convirtió en una comedia musical de gran éxito en Broadway, en una ópera con
música del alemán Hans Werner Henze y en una obra de teatro escrita por el
propio Puig.
El año que se estableció en Brasil, publicó la novela
Maldición eterna a quien lea estas páginas, inspirada en sus últimos años neoyorquinos.
En 1982 terminó la que probablemente haya sido su obra más compleja: Sangre de
amor correspondido.
En 1988 publicó su novela Cae la noche tropical.
Entre finales de 1989 y principios de 1990 se trasladó
a una villa en Santa Marinella, Italia, donde escribió el guion inédito
Vivaldi, sobre la vida del compositor. Los productores querían que lo
protagonizara William Hurt, quien había ganado un Óscar por su papel de Molina
en El beso de la mujer araña, y el actor pidió la colaboración de Manuel Puig.
El proyecto no se concretó y Puig regresó a México, donde compró una casa en
Cuernavaca, en el número 210 de la calle Orquídea.
Allí se dedicó a seguir trabajando. Utilizaba una
máquina de escribir Lettera que eventualmente reemplazó por una computadora IBM
(serían sus más preciadas pertenencias, junto con su videoteca compuesta por
cuatro mil películas). Escribía varias horas por la tarde aunque el trabajo de
los albañiles, que remodelaban a gusto de Manuel la residencia recién adquirida,
no era propicio para llevar a cabo su trabajo. Si bien ya no iba al cine, tenía
estrictamente agendados dos o tres títulos por día para ver en su casa.
Recibía muchos llamados desde lugares como Londres,
Finlandia y Los Ángeles, solicitándole comedias musicales y conferencias.
Por ese entonces había decidido no regresar a la
Argentina. Ningún colega se había interesado por él, en el exilio. Luego de las
amenazas de la Triple A, que habían prohibido varias de sus novelas por su
contenido, la revista Gente y el Canal 7 le cerraron sus puertas. La crítica
comenzó a denostarlo. Puig ya había observado que la crítica usaba su novela
anterior para manifestar una opinión negativa a su última producción.
Cuando un crítico quiere molestar es fácil. En
Maldición eterna a quien lea estas páginas, por ejemplo, había un personaje que
decía banalidades terribles sobre el psicoanálisis. Y un crítico muy
malintencionado de aquí, de España, que pertenecía a un periódico importante,
citó esas frases como declaraciones mías, lo cual es muy deshonesto, muy grave.
Fallecimiento
El miércoles 21 de julio de 1990 había sido internado
en la Central Quirúrgica de Las Palmas11 por riesgo de peritonitis. Pronto tuvo
que ser operado de urgencia de la vesícula. La intervención fue exitosa pero el
cuadro clínico fue desfavorable. Comenzó a delirar y debieron amarrarlo a la
camilla.
En la madrugada del domingo empezó a tener problemas
respiratorios y finalmente murió de un paro cardíaco.