
Para analizar,
entender e interpretar un poema del gran Vicente Huidobro, tenemos la difícil
de misión de elevar nuestra previsión, sentarnos cómodamente en un sillón de
cuero color café, beber si es posible un vaso de vino o una copa de brandy, envolvernos de su cosmogonía, y por cierto,
asumir su calidad poética. Redimido este
preludio, prosigo:
A comienzos del
siglo XX, Huidobro ideó un nuevo movimiento literario llamado Creacionismo, el
cual se caracterizaba por hacer de la poesía una imagen representativa,
obviando la función referencial del lenguaje. Producto del mentado Creacionismo
el vate fue vinculado a las vanguardias de aquel entonces.Tiananov, formalista
ruso, definiría lo anterior como la
serie literaria del artista.
He decidido extraer
de las fauces del libro El ciudadano del olvido escrito entre 1924 y 1934, el
poema solo .El cual desnudaré para ustedes mis queridos lectores, sin la venia
de su brillante creador.
En un sentido
general del poema, podríamos hablar del concepto muerte, como matriz literaria.
Pero eso solo sería simplificarlo. Huidobro va más allá. Él nos habla de la noche, de la soledad, de la tierra
perdida, del infinito. Conceptos aún más importantes que la misma muerte, o que
por su naturaleza van entrelazadas.
El texto nos acusa
una inquietud del vate, esa inquietud del que no cree en Dios, del que no tiene
la certeza de una vida eterna “El muerto recién plantado en el infinito”, “La
tierra se va la tierra vuelve”. La
realidad atormenta al poeta. Su interior le dice que no hay un paraíso, pero la
realidad cuotidiana, le dice lo contrario. Su familia aristocrática, le dice lo
contrario. El conservadurismo exacerbado de la época, le dice lo contrario.
Huidobro está solo,
compungido, cavila, divaga. Quiere certezas “Solo solo entre la noche y la
muerte”. Y no es cualquier solo, es un
solo sin tilde, un solo de soledad. Huidobro si bien nos da a conocer su estado
de alma, lo hace mediantes tropos, recurso estético muy aplaudido por el
formalismo ruso. El cual genera desautomatización
y extrañamiento en el lector “Solo con una estrella en la frente, solo con un
gran canto adentro y ninguna estrella al frente” (anáfora). “La muerte de la
noche rondando por la muerte” (retruécano).
Es claro que, para
Vicente, Dios y el cristianismo no son parte fundamental en su prosa ni en su
vida, pero no los desconoce. Es más, el texto está cargado de un leve cariz
religioso occidental “Solo con una estrella al frente”, “Comiendo una fruta en
medio del vacío”. Versos que hacen clara alusión a Cristo y al fruto prohibido.
Para finalizar, y
rompiendo con todo estigma y convencionalismo de un crítico literario avezado,
haré una apuesta en relación al último verso del poema. El que para mí es el
más representativo y bello “Y un perro aúlla de infinito buscando la tierra
perdida”. Apuesto mis morlacos y mi azabache cabellera a que este perro
aullador de infinitos y tierras perdidas es Vicente, el Vicente
Hombre Animal y
Poeta.
Ricardo Fuentes
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