jueves, 26 de abril de 2012

Poeta solitario busca compañía de crítico literario principiante



Para analizar, entender e interpretar un poema del gran Vicente Huidobro, tenemos la difícil de misión de elevar nuestra previsión, sentarnos cómodamente en un sillón de cuero color café, beber si es posible un vaso de vino o una copa de brandy,  envolvernos de su cosmogonía, y por cierto, asumir su calidad poética.  Redimido este preludio, prosigo:
A comienzos del siglo XX, Huidobro ideó un nuevo movimiento literario llamado Creacionismo, el cual se caracterizaba por hacer de la poesía una imagen representativa, obviando la función referencial del lenguaje. Producto del mentado Creacionismo el vate fue vinculado a las vanguardias de aquel entonces.Tiananov, formalista ruso, definiría lo anterior como la  serie literaria del artista.
He decidido extraer de las fauces del libro El ciudadano del olvido escrito entre 1924 y 1934, el poema solo .El cual desnudaré para ustedes mis queridos lectores, sin la venia de su brillante creador.
En un sentido general del poema, podríamos hablar del concepto muerte, como matriz literaria. Pero eso solo sería simplificarlo. Huidobro va más allá. Él nos habla de  la noche, de la soledad, de la tierra perdida, del infinito. Conceptos aún más importantes que la misma muerte, o que por su naturaleza van entrelazadas.
El texto nos acusa una inquietud del vate, esa inquietud del que no cree en Dios, del que no tiene la certeza de una vida eterna “El muerto recién plantado en el infinito”, “La tierra se va  la tierra vuelve”. La realidad atormenta al poeta. Su interior le dice que no hay un paraíso, pero la realidad cuotidiana, le dice lo contrario. Su familia aristocrática, le dice lo contrario. El conservadurismo exacerbado de la época,  le dice lo contrario.
Huidobro está solo, compungido, cavila, divaga. Quiere certezas “Solo solo entre la noche y la muerte”. Y  no es cualquier solo, es un solo sin tilde, un solo de soledad. Huidobro si bien nos da a conocer su estado de alma, lo hace mediantes tropos, recurso estético muy aplaudido por el formalismo ruso. El cual genera  desautomatización y extrañamiento en el lector “Solo con una estrella en la frente, solo con un gran canto adentro y ninguna estrella al frente” (anáfora). “La muerte de la noche rondando por la muerte” (retruécano).
Es claro que, para Vicente, Dios y el cristianismo no son parte fundamental en su prosa ni en su vida, pero no los desconoce. Es más, el texto está cargado de un leve cariz religioso occidental “Solo con una estrella al frente”, “Comiendo una fruta en medio del vacío”. Versos que hacen clara alusión a Cristo y al fruto prohibido.
Para finalizar, y rompiendo con todo estigma y convencionalismo de un crítico literario avezado, haré una apuesta en relación al último verso del poema. El que para mí es el más representativo y bello “Y un perro aúlla de infinito buscando la tierra perdida”. Apuesto mis morlacos y mi azabache cabellera a que este perro aullador de infinitos y tierras perdidas es Vicente, el Vicente                             
Hombre Animal y Poeta.
Ricardo Fuentes

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